El "tesoro escondido" de México, o una farsa billonaria. (Arena Pública)



El hecho es que hasta el momento los mexicanos todavía no ven un peso de ese “tesoro escondido”. Y al paso que va, siempre estará escondido.

Mauricio Montijo Lucero en entrevista (Foto: Twitter @RicardoRocha_mx)
Mauricio Montijo Lucero en entrevista (Foto: Twitter @RicardoRocha_mx)
Una serie de depósitos millonarios desde hace más de 150 años por parte de gobiernos de México y que se han multiplicado con el paso del tiempo.
Oro, muchísimo oro, en bancos extranjeros, y que pertenece a todos los mexicanos. Billones (de los que tienen 12 ceros), muchos listos para utilizarse en rubros como educación y salud, porque así se estipula como condición. Se trata de lo que se ha dado en llamar el “tesoro escondido” de México. Un tesoro con todo el misterio y explicaciones laberínticas que son clásicas en esta clase de historias.

Un depósito inicial cuantioso
La historia tiene un relator desde hace años, quien se llama Mauricio Montijo Lucero, líder de la tribu de los pápagos (que habitan en Sonora y sobre todo en Arizona). Para efectos de la historia, lo importante es que Montijo Lucero también es “Representante Común y Agente Liquidador” de lo que llama el Fondo Mixto Privado de Patrimonio Autónomo(FMPPA), ese depósito que contiene esa riqueza de fábula.

El sonorense lleva varios años contando la historia, que ha revivido en semanas recientes. Algunas entrevistas están en YouTube, y por supuesto circulando en redes sociales (poniendo a salivar a muchos ante la estratosférica fortuna que está por arribar).
De acuerdo con esa narrativa, en 1866 el gobierno de México hizo un depósito de cinco millones de pesos en oro en la Reserva Federal de los Estados Unidos. ¿El objetivo? Algo así como lograr u oficializar el reconocimiento del gobierno de México.
¿Cómo se obtuvo ese dinero? Por medio de impuestos al comercio exterior en los puertos (que, de hecho, era una importante fuente de recaudación). No queda claro por qué ese depósito no es para otros, sino que queda para los mexicanos, pero fue el principio de todo. Nada despreciable cinco millones en monedas de oro, sobre todo porque las estadísticas históricas de México consignan que en ese año (1866) circulaban en total poco más de un millón (1.019 millones, para ser precisos) en monedas de ese metal. Pero de alguna forma el gobierno de México logró juntar un equivalente a cinco veces todo el oro circulante, y lo mandó a la Reserva Federal estadounidense.
Hay dos problemas adicionales con la historia: ¿cuál gobierno mexicano? Porque estaba Maximiliano de Habsburgo, al que precisamente en 1866 abandonaron las tropas francesas. Otra posibilidad es el gobierno de Benito Juárez, que ese año ganó importantes batallas contra las tropas del llamado Segundo Imperio Mexicano.
O sea, un Imperio contra las cuerdas, o un gobierno ganando terreno en batallas y también con enormes necesidades de recursos, se abocaron a reunir un equivalente de cinco veces todo el oro que circulaba en el país para hacer un depósito –al parecer para ser reconocidos por… no se sabe exactamente. Al menos en ese año ya había concluido la Guerra Civil en Estados Unidos, y el tránsito de esas carretadas de oro (uno puede imaginarse las carretas y trenes, con toda la seguridad necesaria) hasta la capital estadounidense al parecer no tuvo problemas.
Pero hay otro detalle: la Reserva Federal no existía, de hecho, había muy pocos bancos centrales en esos tiempos. El de Estados Unidos se constituiría hasta 1913, casi medio siglo después de supuestamente recibir ese depósito millonario.

Fuente: INEGI

Más depósitos millonarios
Precisamente en esos años que se establecía la Reserva Federal ya había, de nuevo, mucho dinero fluyendo de México hacia el extranjero. Entre 1910 y 1920, un total de 4,500 millones de pesos, también en oro. Cada año, a veces 300 millones, en ocasiones hasta 600 millones, salieron para alimentar ese tesoro.
Quizá más impresionante que lo hecho por Benito Juárez (o Maximiliano de Habsburgo): un país en guerra civil, con sucesión de gobiernos (de Porfirio Díaz hasta Adolfo de la Huerta, con personajes como Madero, Victoriano Huerta y Venustiano Carranza en medio) mandaron cientos de millones a ese depósito.
Esto mientras que la mayor cantidad de oro en circulación en todo el país durante ese tiempo, en 1918, rozó apenas los 64 millones. Lo que se supone se transfirió, en total, equivalía aproximadamente a todo el valor del PIB de México en 1921. De nuevo, una extracción de riqueza estratosférica.
Todo esto, como siempre de acuerdo con Mauricio Montijo, por territorios limítrofes entre México y Estados Unidos y que quedaron finalmente en México. Algo singular, porque no hubo movimiento de fronteras en esos años, pero es la explicación que ofrece.
Y ese oro no solo ahí se quedó, al parecer en Bank of America y un llamado Banco de Londres, pero además se multiplicó con rendimientos de 5% anual (aunque es un misterio cómo se prestó oro y al mismo tiempo quedaba en resguardo). Al cabo de 99 años en que se supone duraba el contrato, se llega por fin a los tiempos actuales. Y el interés compuesto hizo su magia a lo largo de ese siglo, aparte de que aumentó notablemente el valor del oro, y finalmente es tiempo de recibir algunos billones de pesos.

822,000,000,000,000
La cifra más citada por Mauricio Montijo es que ahora hay alrededor de 822 billones de pesos en el FMPPA, aunque disponibles (al parecer el capital no se puede tocar) hay unos 22-24 billones, lo que daría para unos 3-4 años de presupuesto federal (o aproximadamente el valor de todo el PIB nominal del país en 2018). Todo ese dinero está a la espera de ser repatriado, y el único autorizado para hacerlo es el líder pápago. Esa autorización la tiene, informa, gracias a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el Banco Mundial, el Banco de Pagos Internacionales y la Reserva Federal.
Dice que de hecho ya hubo pago de una parte de ese dinero a Hacienda por concepto de Impuesto sobre la Renta (algunos cientos de miles de millones), pero al parecer algo se detuvo con respecto a lo fuerte, todo esto porque Banco Santander no ha dado la clave necesaria para que proceda la transferencia. Pero solo es cuestión de que el presidente López Obrador y el titular de SHCP den la autorización, realmente se aboquen a esto, y listo. Eso sí, se necesita que actúen con rapidez, porque de lo contrario el dinero puede ser transferido a otra cuenta.
El hecho es que hasta el momento los mexicanos todavía no ven un peso de ese “tesoro escondido”. Y al paso que va, siempre estará escondido. Lo realmente llamativo de toda esta historia es que semejantes farsas sin pies ni cabeza encuentren un público, quizá ávido de buenas noticias en un entorno económico que no es precisamente favorable.

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