Para meditar sobre los cambios que podrían ocurrir en México durante el sexenio que se inaugura el próximo 1 de diciembre, lanzamos Los próximos 6 años, una serie de entrevistas donde expertos en diversas disciplinas e ideologías, darán su diagnóstico y proyecciones sobre el próximo sexenio, encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Iniciamos esta serie entrevistando a Sergio Negrete Cárdenas.
Sergio Negrete es especialista en Economía y Política mexicana, cuenta con una licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la UNAM y otra en Economía por el ITAM, es doctor en Economía por la Universidad de Essex en Inglaterra.
Asimismo, Sergio Negrete laboró en el Fondo Monetario Internacional, actualmente es profesor de tiempo completo en el ITESO, es investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias y analista de Oxford Analytica. Ha colaborado en medios como The Economist,
el periódico El Economista y actualmente escribe en El Financiero.
Plumas Atómicas: ¿Cómo explicas tú la victoria de AMLO?
Sergio Negrete Cárdenas: Te lo explico con varias dimensiones: una es la corrupción del gobierno peñista, o sea fue ya una especie de cansancio al cuadrado –vamos a decirlo así– con el PRI: la gente que había vuelto a confiar en el PRI y se decepcionó, más la gente que ya desconfiaba del PRI.
Entonces, en ese sentido, hubo un mal gobierno de Peña en varios aspectos, no solo la corrupción, la cuestión de inseguridad es gravísima, o sea en ese sentido muy decepcionante y, aparte de todo, no hubo un despegue económico con las reformas como se esperaba; no lo hubo porque el petróleo se cayó, no lo hubo porque Estados Unidos se desaceleró, no lo hubo porque Trump causó mayor depreciación del peso.
Hubo muchos factores externos que explican que el crecimiento económico no aumentara, por ejemplo, la caída en la producción petrolera -que por otra parte Peña podría defenderse diciendo: “bueno, pero no hubo recesión, o sea, no hubo aceleración, pero tampoco hubo desaceleración”, y sería correcto, pero eso la gente no lo entiende. Y a ello agrega dos precios clave en la economía: el peso contra el dólar y la gasolina, que alimentaron el descontento.
¿Por qué no lo capitalizó Anaya? Yo creo que Anaya fue un pésimo candidato, que no supo transmitir, que es bueno para las conspiraciones de salón, para apuñalar por la espalda, para hacer tratos en una y otra dirección, con gente que también se quiere repartir el paste, para eso está muy bien Anaya, para convencer a votantes y transmitir fuerza y credibilidad no lo fue. Entonces, creo, todo esto explica mucho la victoria de Obrador.
Del nuevo gobierno, ¿qué propuestas te gustan, qué propuestas te preocupan?
A ver, de las propuestas que me gustan del nuevo gobierno son los elementos de continuidad, hasta el momento todo indica que va a seguir la Reforma Energética tal cual, ojalá así sea, a pesar de Rocío Nahle y a pesar del futuro subsecretario de Hidrocarburos, Alberto Montoya, que me ponen los pelos de punta.
Cualquier cosa que se eche para atrás de la liberalización económica no me agrada; cualquier cosa que la mantenga, me agrada. Entonces, si se mantiene la Reforma Energética, perfecto; si se mantiene lo del aeropuerto, que es un proyecto de infraestructura avansadísimo, perfecto; si se mantiene, sobre todo el libre comercio, con Jesús Seade, que es un gran economista, experto en comercio internacional, como negociador [del Tratado de Libre Comercio de América del Norte], perfecto.
El discurso de austeridad no es malo, la bronca es la forma en que se está llevando a la práctica ese discurso de austeridad: un corredero futuro de burócratas, un recorte excesivo de sueldos y de condiciones, ciertamente los salarios del sector público mexicano eran demasiado altos, podemos decirlo así, incluso rayando en lo obsceno, dado lo que gana mucha gente en México y, a esos salarios agregar: personal, celulares, coches, seguros de gastos médicos, muchas cosas que no tenían porque necesariamente haberse agregado a salarios ya de por sí muy generosos.
Entonces, el discurso de austeridad no es malo, lo que veo problemático es este recorte masivo con un hacha sin fijarse mucho dónde cae el hacha, para sacar dinero para los famosos “ninis”, las pensiones y todos esos gastos, todos esos programas, que yo no llamaría programas sociales, yo los llamaría programas asistencialistas o clientelistas.
¿Crees que la llegada de Morena pueda implicar alguna clase de riesgo?
No, por supuesto que puede implicar un riesgo, a ver, Morena como bien dice mucha gente no es un partido, sino un movimiento, y ese movimiento está liderado por un líder carismático, mesiánico, que se llama López Obrador, entonces tiene de “chile mole y picadillo”, gente de extrema izquierda, gente súper estatista, gente pragmática, que es un choque absoluto dentro del movimiento ¿Quién dirime, quién es el gran árbitro? López Obrador.
Un movimiento en torno a una persona nunca es bueno, sea quien sea esa persona. Aunque las ideas sean buenas, hay una tendencia al autoritarismo que ya se está viendo muy presente con los gobernadores, el control del Congreso por esas mayorías tan impresionantes, la presión contra la Suprema Corte para que se bajen los salarios y se dobleguen; o sea, aquí tenemos un ataque a muchas cosas de manera simultánea [y es] muy preocupante.
Sí veo un surgimiento autoritarista, centralista, fuertísimo, como no se veía ni en los noventas, sino desde los ochentas o para atrás, también conductas paternalistas o de líder carismático, tipo: vamos a trabajar 6 días a la semana y no hay que ir borracho a la oficina -bueno, una obviedad impresionante lo segundo, una tontería en productividad lo primero-, eso y otros mil ejemplos, son muy preocupantes. Ciertamente sí veo el surgimiento de Morena como un problema -que sería de cualquier partido con tanta fuerza en torno a una sola persona- pero en este caso se trata de Morena y de López Obrador.
¿Para ti representa un problema la mayoría absoluta de Morena en el Congreso?
Sin duda, estas mayorías al servicio de una sola persona es lo que yo veo inmensamente preocupante, es una mayoría heterogénea, pero bajo un liderazgo carismático, demagógico y mesiánico; entonces es absolutamente problemático, ya que desaparece el Congreso como el contrapeso que fue, sobre todo entre 1997 y 2012. Negociar con un Congreso como lo hizo Peña en el marco del Pacto por México fue fabuloso, había que poner de acuerdo a fuerzas muy opuestas; aquí no hay fuerzas opuestas, por lo tanto es ciertamente muy preocupante.
Cuando uno tiene una mayoría que favorece el proyecto que quieres, por lo general lo aplaude mucho, supongo que a mi me pasaría también, pero aquí hay un problema independientemente de la ideología. Para mi, la ideología de Morena es un problema: o sea, sí, su proyecto de nación -si se le quiere llamar así- es un problema, pero, independientemente de ello, tienes el problema del autoritarismo, o sea tienes una mayoría que está prácticamente controlada a la orden de López Obrador, ese es el gran problema; tienes a legisladores que van a aprobar lo que se les diga, lo que se les ponga enfrente, en la mejor usanza del viejo PRI, que finalmente eso es mucho Morena. ¿Por qué?, pues porque lo dice el señor presidente. Aquí no es que se desarrolle un proyecto legislativo con una mayoría.
Aparte, la cuestión ideológica, con la que yo sí tengo un problema deriva en el control y la subordinación del poder legislativo a López Obrador, que de paso ya está tratando de subordinar al judicial y a los gobernadores, o sea, todo lo que se ha desarrollado de poderes alternos o de otros puntos de poder o de contrapesos o de poderes compartidos, ya de entrada [el poder legislativo] quedó en manos de López Obrador en automático y, con los otros está trabajándole para socavar su fuerza y también poderlos controlar.
¿Estás a favor o en contra de que AMLO nombre al nuevo fiscal?
No, absolutamente en contra, tan en contra como el hecho de que lo nombrara Peña, o sea, lo del “fiscal carnal” se repite, sea con López Obrador o sea con Peña, el problema es el mismo: tener un fiscal a modo, un fiscal cercano, un fiscal amigo. No se puede confiar en que López Obrador, nada más porque lo dice en sus 50 puntos, de que el fiscal va a ser “muy autónomo”, pero él lo va a nombrar, francamente no se la cree nadie y menos viendo su nombramiento en la Secretaría de la Función Pública y la conducta que ha tenido Irma Sandoval con respecto a los escándalos que han estallado recientemente y durante la campaña, en donde dice: “yo meto las manos al fuego por López Obrador”, bueno, ya ahí que declare eso una persona que se supone que va a vigilar, pues ya es un grave problema.
Entonces, lo veo gravísimo, pero reitero: es gravísimo, que sea una persona que nombre a otra persona potencialmente amiga, cercana, aliada, acomodaticia, para llevar un cargo que debería de ser totalmente institucional y objetivo en su manejo.
Completa la frase: “este cambio es una gran oportunidad para…”
Me da pena, pero, este cambio es una gran oportunidad para que la gente vuelva a vivir la demagogia y se de cuenta que las soluciones fáciles no existen; espero estar equivocado, me encantaría estar equivocado, yo creo que muchísima gente, muchísima, se va a arrepentir de haber votado por López Obrador y en tal número por diputados y senadores de Morena.
Si esto es una oportunidad para mostrar, una vez más, que no hay salidas fáciles en economía, que los demagogos no funcionan, que los mesías no existen y que no se puede jugar con la economía -tampoco con la política. Digamos que es la lección -en otra magnitud, ya sé que el comparativo está muy desgastado- como Venezuela; yo siempre bromeo que el país más capitalista del mundo o al menos la gente más capitalista del mundo vive en Venezuela, después de ver el desastre; no digo que vayamos a ver algo similar, supongo que no, lejos de ello espero, muy lejos, pero, no con resultados positivos, entonces, pues creo que para eso es este cambio, es esa oportunidad.
¿Crees que la vida común del mexicano cambie en los próximos 6 años? ¿Cómo crees que será México en 2024?
Yo no veo grandes retrocesos, de la misma manera no veo grandes avances. Las ideas económicas de López Obrador no pueden ser semilla de mayor productividad, por lo tanto no pueden ser semilla de mayor eficiencia y mayor crecimiento económico para México.
Entonces, no veo una situación que sea mucho mejor que la que actualmente existe, sí potencialmente igual -vamos a dejarlo en igual, o ligeramente peor o ligeramente mejor-, pero no veo una mejora sustancial en la vida de la gran mayoría de los mexicanos de aquí a 2024; y espero también estar también muy equivocado al respecto y que haya una gran y sensacional mejora.
¿Cómo crees que será tu vida en 6 años?
La vida del académico es muy sencilla en ese sentido, es una persona que ve los toros desde la barrera sea cuales sean los toros y, en este caso son unos toros que por principio de cuentas no me gustan. Me preocupa un poco que traten de interferir con el modo de criticar; gente de López Obrador, no sé si el propio López Obrador, yo ya sufrí censura en Forbes México, te cuento el incidente: por instigamiento directo de gente de Obrador tumbaron un artículo mío en donde analizaba propuestas económicas de López Obrador, o sea, a mi ya me tocó, entonces yo esperaría que no me llegue a afectar más en mi vida profesional, sobre todo la académica y también aquella como comunicador.
Pero, no se sabe, está rodeado de mucha gente que está como en un afán de cobrársela o con mucho resentimiento, que no sé si comparta el propio Obrador, pero ciertamente tiene mucha gente alrededor con esa clase de tendencia y, bueno, es un peligro.
Para 2024 si yo sigo siendo un académico no habré tenido grandes cambios en mi vida, salvo los que afecten mucho al país en general y que me lleguen a pegar en lo particular, pero, dado que no hay planes de alteración a estas alturas del partido, con lo que a mi respecta me veo todavía como lo que soy: como académico y comunicador sobre economía y política de México.
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