Arturo Herrera vs el conservador fiscal (AMLO) (Arena Pública)


El Secretario de Hacienda y Crédito Público advierte sobre los peligros que acechan a la economía mexicana… en el exterior. Dijo en días recientes que había que estar preparados para los nubarrones que se acumulan… en el ámbito internacional. Igual habló de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China que del Brexit. Por ello, dice que deben impulsarse programas para impulsar la demanda (en otras palabras, que el gobierno gaste más para que la gente gaste más y reavivar el crecimiento).
Sobre México, Arturo Herrera destacó que la economía lleva 33 trimestres sin recesión. El crecimiento ha sido bajo, sin duda, pero con registros positivos consecutivos por más de ocho años (lo que no se lograba desde hacía varias décadas). La implicación es clara: no estamos bien, pero tampoco estamos mal. La realidad es diferente: estamos mal, en camino de estar peor. Sin duda, la economía estadounidense es fundamental, pero lo que ocurre adentro todavía más.
¿Auto-engaño o estrategia?
Es difícil de pensar que el titular de SHCP se engañe a sí mismo. La economía en 2019 está estancada, y las perspectivas para 2020 son poco halagadoras y empeoran con el tiempo. La inversión se desploma, y para constatarlo basta consultar las últimas cifras del INEGI, que van de mal en peor. El registro de la inversión fija bruta correspondiente a julio marcó una contracción de 9.1% en comparación con el mismo mes de 2018, el peor desplome desde finales de 2009.
La creación de empleo formal, el registrado ante el IMSS, igualmente se desploma. Se mantiene un registro positivo, pero la caída se acelera. Al paso que va, la destrucción de empleo está a pocos meses de distancia.
No puede insultarse la inteligencia de Herrera pensando que se auto-engaña: lo suyo es la preparación de un terreno que hace mucho debió ser sembrado: el inicio de una vigorosa política contra-cíclica. Su campaña representa parte de una estrategia: les digo a ustedes (empresarios, líderes sindicales, público en general), para que me escuches, Andrés.
AMLO, el republicano de clóset
Lo que pretende Herrera es convencer al Presidente de la urgencia de adoptar medidas contra-cíclicas y reanimar a la economía. Para lograrlo, usar el pretexto internacional. Uno puede imaginarse con facilidad algunas palabras en ese sentido:
No es que sus medidas, Señor Presidente, sean cuestionables, no es la política económica de la Cuarta Transformación tenga errores. Pero necesitamos hacer algo ante el choque comercial entre Estados Unidos y China, ese choque que Usted evitó en nuestra relación bilateral con su extraordinaria habilidad diplomática ante el presidente Trump. Está además la desaceleración de la zona euro y el posible Brexit. Es por eso, señor, que le propongo una serie de medidas urgentes para inyectar un mayor dinamismo a la economía mexicana y acolchonar este golpe que nos llega del exterior. Usando su metáfora, el coche se está apagando o deteniendo porque nos está chocando Donald Trump.
El pretexto es bueno, pero es improbable que convenza a AMLO. El Presidente es un acérrimo conservador fiscal (en Estados Unidos esa postura lo ubicaría a la derecha de Trump). AMLO una y otra vez dice que no habrá déficit fiscal en las finanzas públicas (lo hay, pero relativamente pequeño) y que no aumentará la deuda pública.
Herrera quiere expandir el déficit. El imperativo para hacerlo es todavía mayor si se considera que un crecimiento menor al esperado contrae los ingresos públicos y aumenta la necesidad de gasto. Para mantener el déficit que desea AMLO sería necesario subir impuestos (lo que el Presidente también rechaza, otra postura de conservador estadounidense) o recortar el gasto. Para esto último el inquilino de Palacio Nacional ha mostrado reiteradamente que no duda en aplicar el machete a muchos programas del gobierno, incluyendo sociales (la precisión quirúrgica del bisturí no es lo suyo). Y recortar el gasto ahondaría el impulso recesivo que ya existe. Esto es, el remedio obradorista empeora la enfermedad; Herrera quiere cambiar la receta.
¿Renuncia de Herrera?
Es de desearse que Arturo Herrera tenga suerte en su estrategia, pero improbable que así sea. ¿Lo llevaría a renunciar? Es improbable. Conoce a su jefe de muchos años, y ya sabe de qué pies cojea. Herrera propone, incansable, y el Presidente dispone, incluso desmintiéndolo en público. Es probable que el titular de Hacienda sepa perfectamente que mucho de lo que intenta acabará fracasando, pero que vale la pena intentarlo. Las batallas perdidas, a diferencia de Carlos Urzúa, al parecer no lo desgastan o frustran, porque confía en avanzar en la permanente guerra que es la búsqueda de un mayor bienestar económico.

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