AMLO, construyendo 'sus' instituciones 23/2/2018

Un Pepe Meade atrapado en las arenas movedizas del actual gobierno (la reciente encuesta de Transparencia Internacional en la que México se hundió es sobre percepciones de corrupción) y atascado en un tercer lugar. Ricardo Anaya enfrenta también cuestionamientos personales sobre el tema. Los independientes igual despegarán, igual y no.

Por lo que Andrés Manuel López Obrador parece enfilado a la victoria con un voto duro de 25-30 por ciento, más los indecisos que sume. Parecería que su estrategia debería ser moverse al centro, invitar a la tranquilidad, reforzar esa honestidad personal de la que presume, rodeándose de personajes igualmente capaces e intachables.

Por el contrario, sus tácticas, siguiendo sus palabras, “rayan en la locura”. Se lastró agregando a su propia marca partidos impresentables y opuestos (PT y PES). Parece confundir el cascajo con cimiento, levantando ('perdonando') personajes a los que nadie confiaría su cartera. Sus partidarios han tenido que tragar sapos y hacer piruetas justificando esas adquisiciones. Igual coquetea con la CNTE (ofreciendo anular la reforma educativa) que con el sindicato de Pemex (con las promesas de revivir la empresa y la tontería monumen
tal de nuevas refinerías).

Se puede concluir que AMLO efectivamente ha enloquecido o, incluso, que quiere perder. Que busca rayar ese teflón político que tiene hasta destrozarlo, mejor optando por vivir del erario (como hasta ahora) controlando un partido y alegándose como la víctima de un fraude permanente, en lugar de presidente.

Hay otra posibilidad. Una frase de López Obrador hace ya años se hizo famosa: “al diablo con sus instituciones”. En su personalismo exacerbado, esa fijación con El-Señor-Presidente omnipotente que vio la mayor parte de su vida, puede estar preparándose para despachar en Palacio Nacional, sí, pero con sus propias 'instituciones', unas firmemente sujetas a su albedrío.

SNTE, CNTE, mineros, petroleros, más los que se sumen, como un 'sector obrero', con el propio AMLO como líder máximo. Igual con los campesinos, atraídos por la fuerza gravitacional de los subsidios y el asistencialismo. Una burocracia comprada con aumentos salariales y ninis y viejos cooptados con becas y pensiones. No sólo representarían al 'pueblo' que el tabasqueño alegará representar y encabezar, sino fuerzas de choque listas para amedrentar, ocupar o bloquear.

El Congreso que emergerá de la elección de julio estará fragmentado (Macario Schettino publicó en estas páginas un análisis espléndido al respecto el miércoles). ¿Qué hacer ante un obstáculo tan formidable? Imitar a otros autoritarios como Hugo Chávez y Evo Morales, y armar un Constituyente propio, en este caso para hacer una “Constitución Moral”. Nada de elecciones, sino con constituyentes designados a dedo (el suyo).

AMLO puede estar en un curso suicida, o bien con un plan claramente premeditado: construyendo 'sus' instituciones para ese régimen que espera encabezar.

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