La retórica presidencial de que lo importante es el desarrollo y no el crecimiento no tiene asidero en la realidad.
No hay vuelta, por lo menos en el caso mexicano: la única fórmula para reducir la pobreza es el crecimiento económico. Un crecimiento que ha sido extraordinariamente bajo desde 1982. El crecimiento promedio del PIB de ese año hasta 2018 (37 años), es de solo 2.2%, solo ligeramente superior al poblacional.
Dos generaciones completas de mexicanos (digamos los nacidos a partir de 1970 y que tenían como máximo 11 años en 1981) no recuerdan o ni siquiera han vivido un boom económico. El último, con José López Portillo, fue en 1978-81. Insano, alimentado por los precios del petróleo, un enorme déficit público y un peso sobrevaluado, pero boom finalmente (borrachera que acabó en espantosa resaca, el inicio del estancamiento). La reducción de la pobreza se estancó desde entonces.
Las cifras publicadas recientemente por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) confirman dicho estancamiento. Las cifras históricas no son estrictamente comparables por cambios metodológicos, pero permiten tener una panorámica de la evolución de la pobreza por casi 70 años, de 1950 (en pleno sexenio de Miguel Alemán) a 2018.
¿Qué muestran las cifras de pobreza y pobreza extrema? Un desplome de ambas durante el llamado “Desarrollo Estabilizador” (1954-70), estancamiento a partir de la década de 1970 (pobreza extrema) o de 1980 (pobreza).
Esto es, se puede incluir a los sexenios de populismo macroeconómico de Luis Echeverría y José López Portillo como periodos de caída en la pobreza –pero dependiendo de la definición. Lo cierto es que el denominador común en el periodo 1950-81 es un elevado crecimiento, con algún lapso corto de desaceleración.
Coneval ya no mantuvo para 2018, desafortunadamente, la continuidad de series históricas, pero hay estimaciones que se aproximan lo suficiente. El estancamiento sigue siendo evidente, y las cifras son deprimentes:
- El 24.3% de la población del país se encontraba en una medida de pobreza extrema en 1968. Exactamente medio siglo más tarde, la cifra correspondiente es 16.8%, esto es, una caída de solo 7.5 puntos porcentuales;
- En 1984 se estimaba que poco más de la mitad de la población, 53.0%, se encontraba en una situación de pobreza. La cifras correspondiente 34 años más tarde es poco menos de la mitad, 48.8%, una baja marginal de 4.2 puntos. La cifra correspondiente de 2016 fue 52.9%. Esto es, ninguna mejora permanente en la reducción de la pobreza en más de tres décadas. Las décadas, precisamente, del estancamiento económico.
El desplome de la pobreza se explica, pues, por un fuerte crecimiento. ¿Programas sociales? No parecen tener una incidencia importante, al menos en el caso mexicano, aunque quizá impidieron que aumentara la pobreza.
Lo cierto es que a nivel global lo que se observa en el periodo del Gran Estancamiento mexicano es un derrumbe de la pobreza, gracias en buena parte el impresionante crecimiento de China y otras naciones asiáticas.
La lección para AMLO
La lección para Andrés Manuel López Obrador debería ser obvia: sin crecimiento no hay reducción significativa de la pobreza. La retórica presidencial de que lo importante es el desarrollo y no el crecimiento no tiene asidero en la realidad.
Si el sexenio obradorista es un periodo de bajo crecimiento, como al menos ocurrirá durante 2019 y 2020, tampoco habrá una caída importante de la pobreza.
@econokafka
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