Dos Bocas será uno de los varios proyectos que hundirán al sexenio obradorista. Retrata a la perfección el mesianismo presidencial: una rueda de molino que López Obrador insiste en colgar al cuello de la economía. El proyecto se hará con ocho mil millones de dólares y se terminará en tres años. ¿Qué empresa internacional apoya ese costo y plazo? Ninguna.
Pero hay un experto en ingeniería petrolera que despacha en Palacio Nacional. Y lo anunció ayer: el proyecto arranca el 2 de junio y se termina en mayo 2022, porque lo digo yo (en jerga pejista: “me canso ganso”). El elefante blanco ya tiene, pues, fecha de gestación y nacimiento. Y costará ocho mil millones de billetes verdes, también porque lo digo yo. Como todos los grandes proyectos del obradorismo (tren maya, Santa Lucía, corredor transístmico), la idea basta para decir que será realidad.
AMLO no tuvo más remedio que declarar desierto el concurso para estar a cargo del proyecto de la refinería dado que nadie ofreció cumplir con sus sueños guajiros en tiempo o costo. Ante ello el titular del Ejecutivo anunció que tenía una “buena noticia”: se harían cargo Pemex y la Secretaría de Energía.
Hay otra forma de ver la “buena noticia”: se ha anunciado al mundo que ninguna empresa privada en su sano juicio acepta el proyecto, al tiempo que el paquete se entrega a la petrolera más endeudada del planeta y cuyo sistema nacional de refinación pierde más dinero entre más gasolina produce.
El presidente, como tantas veces, se ubicó en una realidad alterna. En ella su anuncio representó nada menos que el inicio del rescate de Pemex, como (según dijo) fue en 1938 con la nacionalización petrolera. Ya se sabe que López Obrador solo se compara con los gigantes de la historia. Y con ello se logrará que en su sexenio se deje de importar gasolina. Autosuficiencia y soberanía se alcanzarán entonces en ese mundo alternativo. En ella, Dos Bocas se agregará a lo que será la producción de las refinerías existentes, que por supuesto será muchísimo mayor a la actual. Para lograr esto último, hay que agregar aún más miles de millones de dólares a los que costará la refinería.
La deuda total de Pemex a fines de 2018 era de 2.08 billones (12 ceros) de pesos o 105.8 mil millones de dólares. De ese total, 91.9 mil millones era deuda externa. La deuda externa del gobierno federal a la misma fecha era solo un poco superior, 95.8 mil millones de dólares. Las propuestas de AMLO para Pemex fueron presentadas a inversionistas en Nueva York en diciembre. Su respuesta fue decir que no colocarían más bonos de la empresa. En otras palabras, debe mucho y ya no tiene acceso a ese mercado para obtener el dinero que permite refinanciar pagos. A todo ello se agregó ayer que Pemex hará una refinería a un costo utópico con un plazo fantasioso.
Por ello debe esperarse una respuesta inmediata de los mercados financieros, y no será precisamente un desfile. Será solo el principio de irse de Dos Bocas, para López Obrador y para México.
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