Todo indica que los millonarios recursos del FEIP no solo se utilizarán para pagar deuda de Pemex, sino también para que el gobierno federal gaste más.
Hacienda está a punto de saquear ahorros del gobierno, al parecer con dos objetivos: tapar (temporalmente) el agujero que el presidente López Obrador insiste en abrir en Pemex, y gastar mucho más dinero, para financiar la expansión del gasto público necesaria para todo lo que desea AMLO, entre otros rubros aumentar la producción petrolera y la refinación.
Los detalles todavía se desconocen, pero en la mira está el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), con jugosos 280 mil millones de pesos listos para ser utilizados si se cambian sus reglas. Y todo indica que así será. No hay dinero que alcance para las locuras en aras de la soberanía nacional, pero por el momento está la alternativa de quemarse una buena parte de los ahorros disponibles.
Pemex, un agujero más negro que el petróleo
El FEIP ofrece un colchón para el caso de que los ingresos presupuestales sean menores a lo previsto, evitando los “recortes” al gasto público. También sirve para contratar mecanismos que, precisamente, ayudan a dar certeza al nivel del gasto programado, destacadamente el caso de las coberturas petroleras.
Pero no se trata de pagar deuda de Pemex, que para eso se usará buena parte de ese dinero. Ojalá fuese algo tan simple. El gobierno actual recibió una empresa con enormes problemas, entre ellos ser la petrolera más endeudada del mundo (alrededor de 108 mil millones de dólares, particularmente deuda externa en forma de bonos). Recibió un barril de pólvora con una mecha encendida, pero su estrategia ha sido arrojarle un tambo de gasolina.
Porque el sueño guajiro de producir mucho más petróleo y que no se importe gasolina (entre otras cosas construyendo la refinería de Dos Bocas) será una pesadilla: decenas de miles de millones de dólares (de esas cantidades se trata) que no darán el resultado esperado.
Los inversionistas sí lo saben y por eso dejaron de prestar; las calificadoras lo saben, y por eso sus perspectivas negativas. AMLO y sus subordinados no lo saben, y no entienden el rechazo. Para ellos se trata de soberanía nacional, para todos los demás de arrojar dinero en un agujero más negro que el crudo de Pemex.
A ese agujero se quiere canalizar el dinero del FEIP. Por supuesto, aligeraría la carga de deuda de Pemex, pero por un año (¿quizá dos?). Solo daría mayor margen de maniobra a la empresa para seguir la estrategia errada dictada desde Palacio Nacional. Es improbable que ello merezca el aplauso de aquellos que hoy reprueban lo que está ocurriendo.
De “estabilizar” a “contracíclico”
Todo indica que el FEIP no solo se utilizará para pagar deuda de Pemex, sino además para que el gobierno federal gaste más dinero. La idea que ha mencionado el Subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera, es de convertir dicho fondo en un instrumento “contracíclico”, según esto que opere con reglas que impidan un uso discrecional por parte del gobierno.
Sin duda una idea interesante, hasta que uno considera que la economía mexicana está en una etapa de clara desaceleración (por más que el Presidente insista que se crecerá 2.0 por ciento en 2019). Esto es, justo ahora podría justificarse gastar más dinero, para de esa forma ir contra ese ciclo de bajo crecimiento. Es un clásico entre muchos gobiernos: ante una desaceleración/recesión se proclaman “keynesianos” (esto es, partidarios de una política fiscal contracíclica)… y a gastar (más) se ha dicho.
El pequeño detalle es que lo keynesianos (o contracíclicos) se les olvida convenientemente en los buenos tiempos, cuando siguiendo esa idea habría que acumular (ahorrar, dejar de gastar) para tener un guardadito precisamente para cuando se ofrezca en el futuro. Por el momento la propuesta hacendaria habla de ser contracíclico, cuando la receta implica gastar más. Complicado sería lo contrario.
Un presupuesto que se descontrola
Poco creíble, además, por lo que se ha visto en cuatro meses de gobierno. Saquear el FEIP solo alimentará una ruta presupuestal que se ve crecientemente fuera de control. Sobre el dinero manda AMLO. La Secretaría de Hacienda es un instrumento accesorio en su mano, no una institución que limite sus ocurrencias.
De la refinería de Dos Bocas a los carros tanque (pipas) ordenadas sobre las rodillas, a todo lo que está asignando en forma discrecional, no habrá dinero que alcance. López Obrador y muchos de su equipo al parecer consideran los límites presupuestales como algo neoliberal. Saquear el FEIP es solo un primer paso, con el problema de que el dinero ahorrado solo se puede gastar una vez.
@econokafka
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